La interacción de todas las personas que forman un grupo dependen de múltiples factores que influyen en las mismas, cada vez más, los entrenadores tienen que jugar con estas variables para sacar un mayor rendimiento a su plantilla. Siguiendo a Isidori (2013, p 44) “las ciencias humanas abren una visión a menudo olvidada en la ciencia de la formación: el hecho de que el entrenador es mucho más que un mero ejecutor de métodos sistematizados o un experto de contenido”. Como afirmó Cubertin (1972), el deporte no solo cuenta con aspectos biofisiológicos de los atletas, sino que también con otras dimensiones que tienen que ver con la complejidad de la persona. En este ámbito se sitúan la voluntad, la fortaleza, el carácter y la motivación, los cuales serán analizados en el presente articulo.
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Es
importante, por parte del entrenador, la transmisión de una serie de
principios, valores, filosofiía de juego y energía hacia sus
jugadores con el fin de obtener todos unos mismos objetivos, donde
todos opinan, aconsejan, observan, critican, etc.. El conocimiento de
uno mismo favorecerá al comportamiento del grupo, el cual será el
reflejo de sus líderes.
Las
influencias positivas hacia un grupo de personas se consiguen
inicialmente con un autoconocimiento de uno mismo para posteriormente
conocer al grupo y finalmente a los individuos de los cuales está
formado el grupo, mediante la suficiente empatía con los demás
integrantes. De esta manera se obtendrá una mayor eficacia en la
gestión de recursos y talentos.
El
entrenador, como lider de un grupo, debería de dirigirse a sus
jugadores mediante la pasión y empatía (entender al otro y hacer
que entienda) buscando un estado de autoestima
y autoconfianza positivos
en ellos mismos, mediante la autogestión, transparencia, optimismo,
intuición e influencia.
Un
aspecto importante dentro de las labores de un entrenador es la de
saber delegar,
es decir, dar responsabilidades a cada miembro según su talento y
capacidad, siendo imprescindible para conocer virtudes y defectos de
cada uno, haciendo que todos se sientan importantes dentro del grupo.
En
palabras de Jorge Valdano “el fútbol es un estado
de ánimo”. El
sentido de pertenencia a un grupo, a un estilo de juego mediante la
identificación con unos valores, provoca una implicación y
participación más eficaces por parte de cada jugador dentro del
propio equipo. Para sentirse eficaz es imprescindible la consciencia
del puesto que ocupa cada uno dentro de un equipo, siendo
responsabilidad del lider hacer entender que papel ocupa cada uno.
Jordi Ubea y Gabriel García, cuentan en su libro que José Mourinho,
en los momentos previos a cada partido que disputa su equipo, dedica
3 minutos a cada jugador para hacerle llegar lo que espera de cada
uno y lo que el grupo necesita de el.
La
comunicación
resulta vital para el correcto funcionamiento del grupo, siendo
responsabilidad del entrenador hacer llegar a los jugadores porqué
se hacen las cosas, con el objetivo de que cada uno de los jugadores
sea consciente y tenga claro el porqué se hace lo que se hace, de
los objetivos a perseguir y aclarar las posibles dudas a cada uno de
ellos.
El
entrenador, como lider, debe de ayudar a todos los miembros del
equipo apreciando sus virtudes y disimulando los defectos de cada
uno, haciéndoles llegar las metas y sueños del grupo en su conjunto
en relación con cada uno de ellos, haciéndolos sentirse importantes
dentro de la plantilla. Desde el principio es vital que todos tengan
una visión clara y positiva de los objetivos a perseguir,
transmitiéndoles que se busca del propio individuo y del grupo en su
conjunto. Será vital la motivación tanto individual como colectiva,
transmitiéndoles a cada jugador los valores y principios, con el fin
de que estos los incorporen como propios, que los compartan y crean
en ellos. Siguiendo
a Isidori (2013, p 68) “los
valores educativos del deporte no son en realidad aquellos que
generalmente vienen asignados desde el exterior, de manera exógena
(bienestar, amistad, lealtad, respeto, etc.) sino aquellos que, de
manera endógena, se van progresivamente construyendo en la persona a
la par que la experiencia individual vivida también en el
entrenamiento”.
Para Moreno
Arroyo y Villar Alvarez (2004)
“el
pensamiento de los entrenadores y su filosofía, la manera en la que
actúa en la práctica y el modo en el que influye en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, son considerados fundamentales para una
correcta ciencia del entrenamiento”
La
inteligencia
emocional se
puede organizar en las capacidades de
conocer las emociones y sentimientos, manejarlos y reconocerlos,
crear la propia motivación y gestionar las relaciones dentro del
grupo. Resultará
esencial el control de la ansiedad, presiones, miedos y agresividad
causantes de la disminución del rendimiento. Los propios miedos
pueden provocar inseguridad, pensar que no se está a la altura,
temor por la opinión de otros o por la propia incapacidad de uno
mismo.
El
conocimiento del
grupo por parte del
lider es esencial. El entrenador, como lider, debe de ser consciente
de que el no forma parte del grupo, debe de dejar espacio y mantener
un adecuado distanciamiento es vital, siendo consciente de que sus
jugadores no son sus amigos. El entrenador, para ejercer justicia
debería de ponerse en la piel de cada uno antes de actuar. Además,
una tarea importante para el será la de canalizar los egos
individuales en beneficio del grupo. Según
Emery (2012, p 195) “para
que los egos no sean excesivos, lo que hay que hacer es aumentar la
autoestima de los jugadores. Sí, aumentar la autoestima. Un ego se
agiganta cuando falta autoestima. Si los miembros del equipo tienen
un nivel medio-alto de autoestima, aprenden más, son más tolerantes
con el resto y mucho más felices”.
“El
grupo es uno, pero cada uno es distinto”
Dentro
de un equipo es vital un
clima de trabajo óptimo.
Es importante el “repatir
papeles”, de
forma que todo el equipo forme parte del triunfo y del fracaso, asi
como potenciar la confianza en uno mismo. Vicente Del Bosque habla de
la importancia de “el
ser justo y comprensivo, saber ceder -no todo es ordeno y mando- y
esperar, utilizar la mano izquierda pero sin abusar de ella, buscar
emocionar a los jugadores para que se impliquen”.
El
lider deberá
de controlar las emociones propias, tener autoconfianza y
transmitirla hacia el resto de componentes del equipo, dando
seguridad, tranquilidad, normalidad a los jugadores. Deberá de ser
transparente, ser sincero y tener compañerismo, asi como ambición
ante los posibles retos y objetivos.
Resulta
esencial para un lider generar un ambiente de optimismo, siempre
deberá de huír de la negatividad y posibles miedos.
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Además, un lider deberá de
tener iniciativa, ser un guia del grupo y tener motivados siempre a
sus componentes mediante una relación de empatía con los jugadores,
poniendose en la piel del semejante y saber como el se siente. Deberá
de tener capacidad de organización, no dejar nada al azar, saber
delegar en el campo, haciendo sentirse útil a los componentes del
equipo y saber gestionar los conflictos escuchando a los implicados
para poder tomar una decisión.
Otra de las características
fundamentales del lider, es la de influir sobre las actuaciones de un
grupo organizado hacia metas
específicas para conseguir estas. “Sin
meta clara, no hay esfuerzo que valga”. Debe
de ser el lider quien tenga la capacidad de marcar metas y objetivos
acordes a las capacidades del grupo, a corto, medio y largo plazo,
sin que estos sean elevados, ya que podrían provocar frustración, o
fáciles, que podrían desencadenar en la desmotivación. El lider
deberá de gestionar las motivaciones y energias de los componentes
del grupo. El liderazgo
consiste en preveer, estudiar y planificar con el fin de definir las
estrategias necesarias para la orientación del grupo, teniendo la
visión de lo que se puede lograr. El motivar, incorporar,
recompensar y unificar resultan esenciales para persuadir a los
jugadores con el fin de hacer lo mejor posible lo que necesita el
equipo de cada uno de ellos, no dejando nada a la improvisación,
organizando la manera de motivar al equipo mediante una dirección
ordenada y sólida, dando confianza y elevando la autoestima de los
propios jugadores. En ocasiones de desmotivación, es importante que
el jugador vivencie situaciones de éxito personal, proponiéndole
solucionar situaciones que sea capaz de resolver, sin perder la
dificultad, suponiendo un reto para el, que acabe de forma positiva y
eleve su autoestima.
El planteamiento de metas debe
de ser encaminado a buscar metas específicas y difíciles, que
provocarán un mayor rendimiento que las fáciles y ambiguas,
suponiendo retos realistas. Las metas a corto plazo pueden facilitar
estas en un plazo largo de tiempo. Además, las metas afectan al
rendimiento, esfuerzo, persistencia y dirección de la atención. La
información sobre el progreso y un control constante será
importante para llegar a los objetivos marcados.
Una buena planificación pasa
a ser algo imprescindible. Es necesario marcarse objetivos a largo
plazo, saber que queremos? y a que vamos a jugar? es
preciso, pero los resultados necesitan objetivos a corto plazo. Urbea
y García de Oro nos hablan de esto en su libro Éxito; “no
es importante ganar la batalla, sino la guerra. Pero esta se gana
batalla a batalla, ya que lo más significativo para un técnico son
los resultados, paso a paso”.
Es importante que los líderes
dejen claro las funciones y derechos de cada uno de los miembros del
grupo. El líder debe de sacarle a la plantilla el máximo
rendimiento que es capaz de dar, marcando los objetivos que debe de
cumplir la plantilla dejándolos claros a cada uno de los jugadores.
“Tu obligación no es ser
campeón del mundo, tu objetivo es saber cual es la idea de juego”.
(Menotti)
La idea de meta y objetivos
debe de ser bien clara y perseguirla sin depender de las victorias o
derrotas que sufra el equipo. En palabras de Louis Van Gaal “nunca
he sido de los que cambian de humor en función de os resultados de
mi equipo”. Tras la derrota hay que elevar el ánimo de los
jugadores mediante el apoyo, enseñando a asumir las derrotas,
sacando conclusiones después de esta. Un mal comportamiento
individual nunca puede desestabilizar al grupo, y debe de existir una
distancia entre jefe y empleado, o lo que es lo mismo entrenador y
jugador. El comportamiento debe de estar regido por normas y
sanciones, premiando siempre las acciones positivas en lugar de
castigar las actuaciones negativas. La implicación de cada uno de
los jugadores debe de ser total, sin mantener a nadie “al margen”,
premiando la idea de grupo, solamente pudiendo alcanzar los objetivos
con la suma de todos los integrantes del equipo.
La dirección a seguir
por el equipo debe de estar relacionada por una toma de decisiones
basadas en una plena convinción, meditación y estudio.
En todo grupo o plantilla
pueden surgir en algún momento determinados confictos a
partir de la relación entre los integrantes del mismo, ante los que
el entrenador tiene que intervenir con resolución, pragmatismo y
contundencia, como apuntan Ubea y García de Oro, ya que un conflicto
mal resuelto puede acabar fragmentando la cohesión del grupo. El
entrenador, como lider, debe de tener experiencia como tal además de
como persona, con el fin de ser justo y equitativo en la toma de
decisiones. En caso de ser demasiado tíbio podría facilitar un
mayor número de indisciplinas, mientras que en caso de mantener una
postura demasiado dura, desautorizaría su función de líder. Cada
entrenador actuará de manera diferente ante una situación debido a
una serie de factores. Siguiendo a Isidori (2013, p 75)
“las creencias que el entrenador ya tenga,
las experiencias pasadas y el llamado pasado deportivo, que pueden
afectar a los patrones de pensamiento y a las directrices (educativas
o comunicativas) en la acción de entrenamiento. Otros factores que
pueden influir en su filosofía son: los entrenadores que se han
tenido anteriormente, los familiares, los amigos, los conocidos, la
situación en que se encuentra, las emociones que han sentido en una
experiencia anterior y las emociones en cualquier experiencia
presente”.
En palabras de
Emery y Cubeiro (2012, p 169), “un equipo, en el que los
resultados sean mayores que lo que hace cada jugador por separado, no
puede darse si los jugadores trabajan unos contra otros (compiten,
consciente o inconscientemente, entre ellos, en lugar de competir
contra los equipos rivales) o si pretenden trabajar sin sus
compañeros (desde el individualismo, la labor individual que muchas
veces ensalzan los medios de comunicación para explicar la
victoria). El equipo somos todos. Todos somos importantes y por ello
los jugadores deben jugar con sus compañeros (cooperación, que es
el modelo de éxito en la mentalidad ganadora) y sobre todo para sus
compañeros (cuando somos una piña, nos salimos)”.
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En situaciones de conflicto, la asertividad por parte del entrenador será clave para conseguir solucionar la situación. Emery y Cubeiro (2012, p 171) hablan de la asertividad; "¿Como ser asertivo?. A partir de tres cualidades: la empatía (la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de entender por qué hace lo que hace). Cuando alguien te pide algo que no le puedes dar, por ejemplo, el primer paso es preguntarle activamente qué es lo que quiere, interesarse, para entenderlo bien. Preocuparte sinceramente por esa persona que te necesita en ese momento. Las personar agresivas no empatizan con los demás, ni se molestan en ello. El segundo paso es la autoconfianza. Es la convicción de que uno puede. Por tanto, significa ante una demanda mostrar el propio punto de vista, con sinceridad, sin herir a nadie. El tercero es buscar juntos una solución de beneficio mútuo, en la que ganen las dos partes, en la que se pueda conciliar intereses (por eso es imprescindible la empatía, para conocer directamente los intereses del otro y conseguir que ambas partes cooperen), aunque disten de las posiciones iniciales. Creo en el trato cercano a las personas, como base para el alto rendimiento de un equipo. Creo en construir puentes y no muros con los demás".
La fortaleza mental resulta
clave a nivel de autoestima ante posibles derrotas, evitando la
desmotivación, frustración, tristeza e incluso el abandono. Por eso
es muy importante que el entrenador consiga mantener un nivel óptimo
de autoconfianza en todos y cada uno de los jugadores, sino nunca
podrán aportar su 100%. Estos tendrán que ser tolerantes ante la
frustración, tener fuerza de voluntad, sobre todo en los peores
momentos, un buen manejo de las emociones y pensamientos, ya que si
estos son negativos, los resultados serán negativos, siendo clave
por este motivo la siempre presencia de optimismo por parte del
entrenador hacia los jugadores, resaltando todo aquellos esfuerzos
que finalizaron con éxito por su parte con el fin de reforzar esta
autoconfianza y autoestima del grupo.
Muy relacionado con esto está
la motivación. El entrenador deberá de tener muy en cuenta
que el trabajo y esfuerzo genere confianza en sus jugadores,
ofreciéndoles oportunidades sin escatimar en elogios hacia ellos.
Los errores siempre estarán presentes, en palabras de Pep Guardiola
es interesante que el entrenador, como lider, se los muestre a sus
jugadores como experiencias del aprendizaje.
El concepto motivación se
podría definir como un conjunto de razones que llevan a un individuo
a realizar una actividad concreta, o a evitarla, con una intensidad
mayor o menor según estas razones. Se pueden dividir en extrínsecas
e intrínsecas, siendo las primeras las que provienen de otros
individuos o circunstancias y las segundas las del propio interés
por realizar una actividad determinada. Halliwell (1994, pag 51) nos
habla de la motivación diciendo que esta “debe ser analizada
también desde el punto de vista del jugador: como una de las
habilidades psicológicas que requiere para convertirse en un jugador
efectivo”. Lorente, (2011, pág 10) define el concepto
motivación de la siguiente manera: “La motivación ha sido
explicada en los diversos manuales de psicología como una estructura
de activación interior que estaría en el origen de muchos
comportamientos”.
Dentro del ámbito de la
enseñanza, aunque se puede relacionar también con el deporte, se
habla de atribución causal como todos aquellos pensamientos sobre
las causas que tiene como determinantes un individuo sobre su forma
de actuar y de interpretar el entorno en el que le rodea. Esto
lógicamente va a desencadenar que este individuo adopte un
comportamiento determinado u otro. Alvariñas Villaverde, González
Valeiro y Santos Rego (2000, pag 909) nos hablan de la atribución
causal como la “explicación que los alumnos y alumnas dan a su
éxito académico en esta materia”, lo cual se podría
relacionar con el pensamiento del jugador.
Por lo tanto, vemos que en un
deporte como el fútbol, donde varias personas diferentes conforman
un grupo que depende de un entorno y numerosos factores que influyen
en el, el entrenador cada vez deberá de controlar lo máximo posible
este ámbito con el fin de sacar el mayor partido a su equipo dentro
de un clima óptimo para conseguir los resultados buscados.
Referencias
bibliográficas:
Alvariñas, M., González, M.
Á., y Santos, M. A. (2000). Atribución causal y estructuras de
aprendizaje en Educación Física.
Emery, U. y Cubeiro J.C.
(2012). Mentalidad ganadora. El método Emery. Los secretos del
entrenador más eficiente para lograr el éxito. Temas de hoy.
Halliwell, W. (1994). La
motivación en los deportes de equipo. Apunts: Educación Fisica y
Deportes, 35.
Isidori, E.
(2013). El entrenador como educador. Sette Citta.
Lorente, A. P. (2011). La
Motivación del alumno: factor clave en la tutoría personal. EA,
Escuela abierta: revista de Investigación Educativa, (14), 9-32.
Urbea, J. y García
de Oro, G. (2011). Éxito; Las once claves de la motivación, el
triunfo y el liderazgo vistas por los mejores entrenadores del mundo.
Planeta.

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