sábado, 26 de julio de 2014

ESTRUCTURA SOCIOAFECTIVA EN EL FÚTBOL

Además de las estructuras cognitiva, condicional, coordinativa, creativo-expresiva o emotivo-volitiva desarrolladas en el proceso global en el que se desarrolla el juego, en deportes colectivos como el fútbol tiene vital importancia la estructura socioafectiva, encargada de las relaciones e interacción entre cada individuo con sus respectivos compañeros, entrenadores, etc.. formando parte todos ellos de un grupo.

 La estrucutra socioafectiva buscará optimizar estas relaciones, de forma que cada individuo coopere, compita y acepte a los demás, generando una serie de interacciones con sus compañeros de situaciones vividas por cada individuo en el juego dentro del colectivo. La evaluación posterior de cada jugador analizará si la situación real tiene algo que ver con lo deseado previamente por el jugador dentro de su papel en el grupo.

Diferentes aspectos afectivos determinan la personalidad del jugador, como su vida deportiva formada por las aportaciones de todos los equipos o grupos de los cuales formó parte, autoestructurando en el propio jugador, su propia imagen afectiva. Además la personalidad también se concreta según los valores del grupo, la intimidad entre jugadores, club y entrenador y el bienestar personal que tenga el jugador.
En el deporte y en los equipos es preciso una estrutura socioafectiva, configurada con procesos interactivos y retroactivos de donde cada jugador obtendrá una autoevaluación basada en juicios evaluativos como los siguientes:

· Conocimiento de la situación o contexto.
· Expectativas del grupo.
· Compromiso individual.
· Confianza individual.
· Percepción de autocompetencia que tiene sobre si mismo cada jugador.
· Deseos individuales.
· Satisfacción personal.
· Aceptación a sentirse juzgado dentro del grupo.


El nivel de complicidad del grupo vendrá precedido por una determinada afectividad y cohesión dentro de este, provocando en caso positivo, que la finalidad del grupo sea la finalidad de sus componentes. Es interesante la evaluación de la interacción de las diferentes estructuras como son la cognitiva (trata la información del sujeto, resultado, compañeros y oponentes) que puede provocar deseos personales positivos o negativos, la estructura condicional y coordinativa. Estas tres estructuras provocarán fenómenos afectivos que estimularán o deprimirán la actuación del jugador en el entrenamiento o el partido. El entrenador deberá de tener muy en cuenta la dimensión socioafectiva si quiere evitar el fracaso.

La organización, el aprender y la competitividad potenciarán las relaciones interpersonales y el rendimiento individual y de grupo. Será clave para el entrenador la optimización de la autogestión del grupo mediante la ayuda mútua y la cooperación, debido a que este no juega y conseguirá un grupo de jugadores conscientes de lo que hacen, que aprendan unos de otros. El entrenador deberá emplear un estilo de comunicación asertivo, comunicación empática y ofreciendo una confianza mútua, autogestionando los recursos de los que posea la plantilla y ponerlos al servicio del equipo.

La situación de juego podrá suceder en el espacio de intervención, donde estarán los participantes más próximos al balón y que se deberán de ofrecer ayuda mútua o en el espacio de fase, aquella totalidad de espacio restante, que deberá de ser ocupado de determinada manera por el resto de jugadores y que deberán cooperar con sus compañeros dependiendo del sistema de juego e interpretación de la fase de ataque o defensa. La cooperación supone que las responsabilidades individuales de cada jugador contribuyan a los intereses y objetivos comunes.
Será importante que los entrenadores, con el fin de alcanzar un nivel óptimo de autogestión por parte de los jugadores, definan los espacios de fase, la ubicación de sus jugadores y la función de estos en cada fase, así como la velocidad de circulación del balón. También es interesante que los jugadores sepan identificar el papel individual (en los espacios de intervención y de fase) y las exigencias propias en cada uno de ellos.
Las tareas y las intervenciones dinamizadoras y motivadoras del entrenador tienen un papel relevante con el fin de aumentar la confianza intrapersonal con iniciativas de cooperación y ayuda entre los jugadores, buscando aumentar el refuerzo y el interés de los mismos.

A lo largo de los partidos surgirán en ambos equipos diferentes espacios de intervención, con niveles de interacción intersistémicos (irreproducibles) y de cooperación (semejantes), estos últimos buscados mediante los planteamientos tácticos propuestos por el entrenador. Ya que estos acontecimientos suceden en ambos equipos, será interesante identificar aquellas estructuras formales del equipo contrario, así como interpretar las propias para provocar situaciones deseadas, en los espacios de intervención y con los jugadores deseados. Resulta esencial que los jugadores sean capaces de identificar, interpretar y autoevaluar el juego.
El entrenador será el encargado de aumentar o diminuir el nivel de autogestión del grupo, permitiendo que el talento y la creatividad este al servicio del equipo y del resultado, reforzando los lazos socioafectivos.

En ocasiones, los entrenadores le dan importancia a aspectos tácticos individuales como 1x0 o 1x1, pero estos no son posibles dentro de una perspectiva sistémica debido a que estas situaciones surgen dentro de un partido debido a un determinado espacio de intervención, transformándose en elementos analíticos que no reproducen acontecimientos de alta complejidad con su respectiva ausencia de socioafectividad.

La estructura socioafectiva convierte al entrenador en la herramienta para guiar a los jugadores fomentando una correcta interacción entre ellos que facilite el juego del equipo mediante los correctos fenómenos afectivos, convirtiendo a sus propios jugadores, mediante la ayuda mútua y cooperación, en deportistas conscientes de lo que están realizando, lo que les interesa dentro del campo y evaluativos consigo mismos optimizando la autogestión del grupo.

Dentro de la estructura de un equipo, existirán habilidades sociales que tendrán una gran importancia en relación a la interacción dentro del propio grupo como son la asertividad y la empatía. Dentro de cada deporte, existirá un entorno cultural diferente, pero será interesante trabajar diferentes procedimientos relacionados con la estructura socioafectiva con el fin de superar obstáculos socioculturales y optimizar el aprendizaje, así como la comunicación asertiva dentro del equipo, ya sea entrenador-jugador o jugador-jugador.

Seirul·lo habla de comunicación asertivo-motriz como la “forma de afrontar los procesos de intercambios interactivos de comunicación intragrupales en todas las situaciones de entrenamiento que después podrán mostrarse en la competición en los términos indicados. Hay que generar un entorno informativo donde se optimicen las estructuras individuales resultado de ciertas interacciones intersistémicas provocadas por las vivencias del grupo y evaluadas por la optimización de la funcionalidad grupal.”

La comunicación asertivo-motriz facilitará el ofrecer alternativas tanto en el espacio de intervención como de fase. Seirul·lo nos habla del “juega fácil” como “juega asertivamente”, de manera que siempre se busque facilitar la acción al compañero. Además, la comunicación asertivo-motriz buscará evitar una posible ansiedad en el futbolista, no generar violencia hacia ningún compañero y facilitará afianzar lazos afectivos con compañeros mediante la ayuda mútua y cooperación. El valor del equipo se verá reflejado en la eficiencia en el partido, si el individuo aprende, el equipo aprende. El objetivo del entrenador debe de ser el aprendizaje del equipo mediante la confianza en la propia capacidad del equipo.

La optimización de la estructura socioafectiva en cada jugador es tarea del entrenador, llevando a cabo relaciones comunicativas positivas. El entrenador, de manera grupal, podrá pedir actuaciones activas hacia las metas de trabajo, promover la aceptación de sus propuestas de trabajo mediante disciplina y concentración, evitar en los jugadores muestras de pasividad, irritabilidad o juicios erróneos de ejecuciones de compañeros o de la metodología empleada por el entrenador. Además también deberá facilitar relaciones afectivas colectivas mediante la confianza y aceptadas por el grupo. También buscará, mediante su trabajo, buscando el saber consciente de los jugadores, una sintonización colectiva orientada hacia una autogestión del propio equipo. Podrá estimular a los menos dotados mediante experiencias referenciales individuales de tareas resueltas por los más dotados, buscando que todos los jugadores sientan comodidad, optimizando la actuación del grupo y que todos ellos sientan dependencia del propio equipo.
Es interesante para el entrenador, el evocar experiencias exitosas vividas por el colectivo, con el fin de optimizar el compromiso colectivo y la confianza de cada uno de los componentes del grupo. El entrenador deberá de estar atento a como se comunica con el grupo o cada uno de los jugadores dependiendo del contexto, primando siempre una actitud positiva que transmita seguridad, confianza, mayor autoestima y afectividad hacia sus jugadores.

Con el fin de optimizar la comunicación intragrupal, será interesante el empleo de formas del lenguaje asertivo-motrices, que todos los jugadores vivan experiencias similares a sus compañeros, dando lugar a una mayor y mejor comprensión de su situación dentro del contexto, debido a que cuanto mejor comunicación asertivo-motriz viva el colectivo, existirán más posibilidades de entender empáticamente a los compañeros. Estas muestras de asertividad y empatía mediante comportamientos afectivos, unirá en mayor medida a cada compañero. Un posible ejemplo de estrategia es la implicación motriz alternativa (“vas a jugar donde el y como el”) aumentando la comunicación empática y entendimiento ,en mayor medida, de la situación del compañero.

Marandon (2001), habla de la comprensión empática como un “conjunto de esfuerzos empleados para comprender al otro en su singularidad, de la ilusión e interés comunicativo y de la identificación con el otro”, es decir que el esfuerzo, ilusión e interés por comunicarse con el compañero o con el grupo es la base de la afectividad.
Con el fin de eliminar posibles conflictos cognitivos o afectivos, se propone emplear la empatía superando la comunicación simpática, “tratar a los demás como quieres que te traten a ti”, pasando al “dar a los demás lo que se darían a ellos mismos”, del “yo” al interés, atención, respeto y consideración por el “otro”, entendiendo como lo más importante al compañero, vinculandose por lazos afectivos evidentes, aunque sin necesidad de ser amigos.

En la estructura socioafectiva, los intereses en el plano individual de los diferentes jugadores, deberán de satisfacer sus necesidades cuando lo haga el equipo:
-Todos los jugadores deberán de estar centrados en los mismos intereses, por el bien el equipo.
-Aceptación distintos niveles de competencia entre toda la plantilla.
-Planteamiento temporal para el logro de los objetivos tanto a corto-medio como a largo plazo.
-Estimación hacia el proceso de entrenamiento, además de a su ambiente, etc..
-Reflexión de la dimensión cultural de cada sujeto e intercultural de la cual el equipo debe de aprender.


Daniel Bocanegra (2013), incluye dentro su estudio en el club U.D. Lourdes, de fútbol amateur, tests a los propios jugadoes sobre el estado socioafectivo antes del partido, en los cuales introduce las siguientes preguntas, donde dentro de cada partido, el jugador en cuestión valora cada una de las preguntas de 1 a 10 según su valoración antes de jugar cada uno de los partidos.

Bocanegra (2013), saca las siguientes conclusiones respecto a la importancia de la estructura socioafectiva en equipos e fútbol:

1. Un jugador sin ningún problema en aspectos relacionados con la estructura socioafectiva entenderá mejor lo que entrenador y compañeros necesitan, provocando un mayor rendimiento individual y rendimiento colectivo.

2. Los entrenadores que valoren la estructura socioafectiva tendrán más posibilidades de que su equipo rinda a un buen nivel y consiga los objetivos marcados.

3. Un buen clima de trabajo dentro del equipo, basado en la empatía, asertividad y autogestión optimiza el rendimiento el equipo.

4. Mejorando la estructura socioafectiva y complementándola con la cognitiva, el jugador alcanzará un alto nivel táctico estratégico.


Como conclusión, se puede destacar la importancia de la estructura socioafectiva en relación a la la optimización de las interacciones y comunicación surgidas dentro de un grupo o equipo, aumentando la cohesión de los jugadores, el clima de trabajo, rendimiento, autogestión de los propios jugadores y la posterior consecución de objetivos.




Referencias bibliográficas:



Bocanegra, D. (2013). Variables socioafectívas en eI rendimiento de futbolistas. Revista de Entrenamiento Deportivo. Tomo XXVII – Nº4, p. 15-27.

Marandón, G. (2003). Más allá de la empatía, hay que cultivarla confianza: Claves para eI reencuentro intercultural. Revista CIDOB ders Internacionals, núm. 61-62, p.75-98

Seirul·lo, F. (2004). Estructura socio-afectiva. INEFC Barcelona

DEFENSA EN ZONA EN EL FÚTBOL

Para que un equipo guarde una correcta organización defensiva es clave el que sus jugadores cierren espacios, donde, según J. Cruyff, la distancia máxima a recorrer por cada jugador deberían de ser no más de 10 metros. La defensa en zona podría definirse siguiendo los siguientes puntos:

La defensa en zona consiste en organizarse con varias lineas escalonadas permanentemente, con un sistema de coberturas sucesivas.
Los jugadores deberán de mantener su posición en función de la pelota y la portería propia, siendo una estructura modificable, dinámica y adaptable.
Después de que la primera linea sea eliminada, la siguiente tiene que evitar la progresión, ejerciendo la presión al portador, condicionando el tiempo y espacio del que dispone para actuar.
Es necesario que el equipo sea “corto y estrecho”, consiguiendo superioridad en zona de balón, cerrando espacios y acortando el tiempo al poseedor de balón.

La situación de defensa óptima contra el adversario con balón deberá de tener como referencias la pelota, los compañeros y los adversarios, teniendo el espacio como referencia. El objetivo es hacer el campo más pequeño, dificultando la conservación de balón adversaria. Es importante una ocupación racional de los espacios, ocupando en fase ofensiva un mayor espacio para tener más tiempo, organizándose en profundidad y amplitud (ocupar carriles), mientras que en fase defensiva será más interesante ocupar un menor espacio dando menos tiempo al poseedor de balón, además de generar una superioridad en ese espacio concreto. De esta manera se conseguirá una organización defensiva más económica.

Esta organización defensiva cerrando espacios y generando superioridades es diferente a una defensa aglomerada en el área propia. Es interesante la orientación del ataque rival a las bandas, disuadiendo y provocando condiciones favorables para la recuperación mediante la superioridad, numérica y posicional, dar menos salidas al rival o la redución espacio-temporal.

Los movimientos del equipo en fase defensiva deben de ser en bloque, bien juntos, estando muy atentos a los pases que ejecuta el equipo rival. En caso de que el rival realice pases hacia su propia porteria, laterales o que un adversario reciba de espaldas, es esencial que el equipo adelante su posición manteniendo esa estructura de bloque, de equipo compacto y con las lineas bien próximas.
La acción de pressing es interesante realizarla en una zona presionante sobre la pelota, no sobre el jugador, donde el equipo sube en una acción colectiva de forma compacta, ocupando los espacios próximos. La presión debe de ser agresiva, buscando provocar el error, reduciendo tiempo y espacio, favoreciendo la recuperación. En la fase de transición defensiva, los jugadores más próximos a la pelota tienen la función de acosar al portador, limittando al máximo las lineas de pase que tenga disponibles.

Este tipo de defensa es más económica energéticamente, provocando una menor fatiga física, permitiendo posteriormente descansar con la posesión del balón en ataque organizado a equipos con un buen juego posicional y una ocupación racional de los espacios. Además exige una mayor concentración y fatiga táctica y del SNC, la cual puede aparecer antes que la física, provocando un mayor desgaste en tareas de entrenamiento. La mayor o menos intensidad provocará diferente concentración exigida por la tarea.


El Milán de Sacchi desarrollaba este tipo de defensa, manipulando el espacio y tiempo de juego, orientando a sus rivales hacia los laterales provocando la recuperación para jugar (defender para atacar), sabiendo que hacer con el balón en ataque posicional, realizando la salida desde el sitio habitual de “zona presionante”. Además era clave el cerrar caminos en el centro del campo, la defensa jugaba adelantada provocando el fuera de juego en línea con el lateral, lo que ellos llamaban “pared”.
Es importante también conocer puntualidades del juego del equipo rival, aunque no se altere el modelo de juego. La defensa en zona, para Sacchi, tenia una vital importancia para recuperar la posesión y jugar, no para no encajar. Por ello daba vital importancia a las transiciones, después de robo o pérdida de balón, buscando el equilibrio en la transición ofensiva y una correcta estructura en la transición defensiva, buscando fijar la posición y organizarse de nuevo, evitando dar tiempo y espacio al equipo rival.
Para un buen planteamiento de la defensa en zona es clave un comportamiento ambicioso de querer ganar, manteniendo el equilibrio posicional, control el espacio, tranquilidad y comunicación entre los jugadores.

Donde presionar.

La zona presionante en cada equipo, donde interese realizar la recuperación de balón, depende de la transición ofensiva de cada equipo. El tipo de transición ofensiva empleada vendrá determinada por la características de los delanteros disponibles y el patrón de juego. En caso de disponer de delanteros rápidos puede ser más interesante una presión más retrasada, permitiendo salir a la defensa rival para tener espacio a sus espaldas. En caso de tener delanteros no tan rápidos puede ser más interesante ejercer un pressing más alto. El patrón de juego también determinará la zona presionante, ya que para un equipo que lleve a cabo un ataque posicional puede ser más interesante ejecutar un pressing más adelantado, mientras que para un equipo que se base en acciones de contragolpe podrá serlo más bajo.

La zona.

La posición del balón es clave para la colocación de los futbolistas, buscando hacer el “campo pequeño” mediante las basculaciones, ocupando y reduciendo espacios como equipo, dificultando la ejecución rival, diminuyendo el espacio y tiempo disponibles. La posición de los compañeros debe de ser una buena referencia, ejerciendo continuamente coberturas sucesivas en posición escalonada buscando una superioridad posicional, temporal y numérica.
En zonas de portería y balón son claves las anticipaciones a pases peligrosos, mientras en el resto del campo puede ser más interesante ejercer simplemente oposición, siendo un obstáculo, impidiendo la progresión del adversario.

Principios de la zona.

La oposición y pressing debe ejecutarse sobre el portador del balón, creando dificultades y provocando el error.

Es clave la redución y el cierre de espacios cercanos al balón.

Sistema de coberturas sucesivas, basculando todos los jugadores en bloque, escalonados y cerrando espacios.

Adaptación posicional de los jugadores a la posición del balón.


Referencias bibliográficas:

Amieiro, N. M. B. (2007). Defensa en zona en el futbol: un pretexto para reflexionar sobre el "jugar" bien ganando!. MC Sports.


Ruiz, F. y otros (2011). Filosofía y manual de un entrenador de fútbol. Wanceulen Editorial Deportiva.