En esta ocasión, empleamos una sentadilla con flexión de hombros para realizar la siguiente valoración funcional, con el fin de observar limitaciones de movilidad y posibles patrones compensatorios desde tres puntos de vista, lateral, frontal y posterior. Resulta esencial para toda persona conseguir y mantener un nivel básico de movilidad, coordinación y control neuromuscular con el fin de poseer cierto rendimiento muscular, rango articular óptimo y una actitud postural correcta en su vida diaria.
En
la presente foto, podemos observar desde una vista lateral diversas
limitaciones que analizaremos a continuación. Por una parte la
flexión de hombros parece estar limitada, ya que estos no se
encuentran alineados con el resto del tronco, seguramente por un
acortamiento en la musculatura dorsal y pectoral que limitarán la
extensión torácica. El tronco no se encuentra en posición paralela
a las tibias, pero en este caso por un déficit en la flexión dorsal
de tobillo, buscando situar el centro de gravedad sobre la base de
sustentación, razón por la cual se encuentra inclinado hacia
adelante. La zona lumbar pierde su lordosis natural posiblemente por
un acortamiento de isquiotibiales que hace bascular la pelvis en
retroversión.
La
vista frontal nos permite observar una desalineación de los brazos
debido a acortamientos musculares en pectoral mayor, dorsal ancho y
tríceps. Los dedos de los pies observamos como no se apoyan
completamente en el suelo, sino que se encuentran ligeramente
elevados, posiblemente por la limitación en la flexión dorsal de
tobillo, debido a la cual el tibial anterior y los extensores de los
dedos frenan la flexión plantar, presentando una gran tensión
tibial. Los pies se encuentran en posición de rotación externa,
seguramente por la limitación en la flexión dorsal de tobillo
mencionada, buscando un mayor rango de movimiento escapando del plano
sagital donde existe la limitación. Todos estos patrones vienen
adoptados por un exceso de la actividad del TFL y peroneo, acompañado
de una debilidad de glúteo medio, tibial posterior e isquiotibiales.
Por
último, la vista posterior nos permite ver la excesiva pronación de
los pies, que repercutirán en la tibia, femur y rodilla,
justificando la rotación externa de los pies, donde el cuerpo busca
compensar evitando el valgo de la rodilla llevando el centro de masas
al lateral. Estos déficits pueden desencadenar una fascitis plantar
en caso de llevar a cabo largas sesiones de carrera.
Las
tres fotografías nos permiten ver algunas limitaciones en cuento a
movilidad que pueden desencadenar en diversos patrones posturales
erróneos y posteriores lesiones. En este caso serie importante
reforzar la musculatura estabilizadora de cadera como el glúteo
medio, además de estirar gemelo, sóleo, recto anterior del
cuádriceps, tensor de la fascia lata e isquiotibiales en cuento al
miembro inferior y la musculatura del pectoral mayor y dorsal ancho
que limitan la extensibilidad torácica en el miembro superior.
Esto nos hace ver la importancia del entrenamiento personal a cualquier ámbito, tanto de una persona que busque mantener una óptima forma física y mantenerse apta funcionalmente el máximo tiempo posible retardando una disfunción cada vez mayor a medida que avanzan los años, como un deportista de medio-alto nivel que necesite rendir al máximo nivel el mayor número de años posible. Por lo tanto observamos que para un entrenamiento de calidad es preciso que este sea valorado, diseñado y llevado a cabo junto a un profesional de las ciencias de la actividad física y el deporte de manera individualizada.
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